Por Gustavo A. Ricart, Crítico de arte
“Morfosintaxis Cultural XI”
Durante una visita guiada a la XXX Bienal de Artes Plásticas en el Museo de Arte Moderno conocimos al maestro Félix Manuel Soñé del Monte, un artista plástico dominicano que plantea el manifiesto de una neovanguardia titulada “La Contemporaneidad de Estilos del Siglo XXI”. Yo prefiero decirle “Morfosintaxismo”, haciendo alusión a su obra “Morfosintaxis Cultural XI”.
Félix Manuel Soñé del Monte nos explicó que cuando se exploran las obras de los grandes artistas plásticos a nivel mundial, se identifican tres factores clave que han determinado su éxito: el legado técnico que sustenta su obra, el legado estético universal y la identidad cultural. Félix Soñé ha formulado sus propios objetivos inmerso durante varios años en el desarrollo de una nueva vanguardia, abordando aspectos estéticos, conceptuales, teóricos y prácticos. Es importante destacar que el desarrollo de las artes occidentales, a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI, muestra una característica esencial: su arraigo en el pasado. Por lo tanto, todo surge de algo preexistente, y este entendimiento ha guiado su estudio detallado de diversas vanguardias, especialmente en el ámbito pictórico.
Al observar los lienzos morfosintaxistas de Félix Soñé , se revela una base distintiva puntillista, donde los siete colores del espectro solar, aplicados en diminutos puntos mediante la técnica del dripping, sirven como base para todos los elementos simbólicos y plásticos en su Corpus Artisticus, generando luminosidad y solidez cromática. En sus composiciones, la importancia otorgada a la estructura, la geometría y la frontalidad refleja la influencia de Torres García y su enfoque en la verdad abstracta a través de lo geométrico.
Un desafío clave en su obra fue saber unificar el legado de siete estéticas e iconologías de origen pluricultural y mantener la coherencia estética en la composición general. La respuesta provino del neoplasticismo y el universalismo constructivo, incorporando el ritmo ortogonal. Las retículas generadas por este ritmo actúan como contenedores de la iconografía de sus raíces culturales (europea, africana e indígena), manteniendo la unidad estética en su obra.
Dentro de “La Morfosintaxis” la composición explora el sincretismo cultural del pueblo dominicano, recurriendo a la teología numérica-mística de la religiosidad local. Vemos esto en la presencia de los números tres y siete, con su carga simbólica, se incorporan de manera significativa, manifestándose en la imprimación puntillista y la estructura general de la obra. Además, la presencia del lenguaje numérico hace referencia al Pop-art, específicamente la serialidad de elementos. Esto denota los principales elementos de la estructura compositiva, que incluye construcción, ritmo, proporción, contraste y tono, sin dejar atrás las reglas matemáticas, que se hacen presentes de manera obligada en su desarrollo artístico.
Otro elemento presente en su obra es el collage de textos que reflejan el lenguaje popular contemporáneo dominicano, proporcionando una capa adicional de significado a sus obras. Los elementos de la sociedad de consumo y el mundo hedonista se manifiestan a través de varios significados presentes en sus creaciones artísticas.
En mi opinión, Félix Soñé ha logrado amalgamar diversas influencias vanguardistas, manteniendo una coherencia estética a través de la atención meticulosa a la estructura, geometría y simbolismo numérico. Su enfoque consciente en la diversidad cultural y la expresión de identidades pluriculturales demuestran un compromiso auténtico con la evolución del arte en el contexto contemporáneo universal y dominicano.
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