Escrito por Gustavo A. Ricart
Editado por Natali Hurtado

Desde hace ya quince años el Teatro Guloya ofrece un espacio acogedor y atractivo para el público. Ubicados en la Ciudad Colonial y fieles a su trayectoria, los directores de este teatro emblemático tratan temas de actualidad por medio de originales obras en las que conjugan lo mejor de la tradición teatral con elementos de la contemporaneidad.

En la celebración de las cien funciones de la versión del Guloya de La Vida es Sueño de Calderón de la Barca, nos presentan una tragicomedia que mantiene la riqueza y sobrecarga del lenguaje barroco, pero con la ternura del criollismo dominicano. La adaptación mantiene la trama que gira en torno a la privación de la libertad de Segismundo por parte de su padre, el rey Basilio de Polonia, quien lo encierra en una torre por miedo a que se cumplan las predicciones de un oráculo consultado, según las cuales éste lo vencería y humillaría. Una trama, la cual me atrevo a decir que es clásica al compararla con otras historias de semidioses griegos como Perseo, quien nació enclaustrado en una torre en la cual su padre encerró a su madre por miedo a un heredero que, en fin... El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida sin dejarse llevar por un supuesto destino.
Es una obra barroca de tres actos, escrita en verso y centrada en las ideas filosóficas sobre la vida, donde Segismundo, el personaje principal, no conoce la dicha, sino la desdicha del encierro, desde donde dice parte de su verdad. Segismundo desconocía la libertad, pues nunca había escapado de sus cadenas, pero presentía la existencia de este don supremo y se preguntaba qué pecado pudo haber cometido para que se le negara el derecho del que gozaban todos los seres creados conforme a la esencia de su propia naturaleza.

Tomando en cuenta que la obra es producto de la literatura barroca, los productores se esmeraron en sobrecargar de detalles y símbolos todo el espacio escénico incluyendo los vestuarios. Pude encontrar símbolos que aluden al mar y la femineidad en un bonito diseño en forma de trompa de falopio con piedras y conchas marinas. En el primer acto, el sonido incidental de las olas del mar acompañaba la escenografía, donde se encontraba una red de pesca bañada por una luz tenue y escarlata. En dicho acto se hizo muy fluida la interpretación de emociones errantes por parte de Segismundo, quien tocó una breve canción de dolor con una guitarra desafinada en tono y ritmo distópicos.
Durante toda la obra se mantuvieron menudos diálogos y réplicas del suplicio y el perdón, que resultaron relajantemente cómicas de parte del personaje con atuendo de Guloya, Clarín. Sobresalió una paleta de colores con el rojo como predominante, acompañado de marrones y otros tonos tierra. Durante el segundo acto los colores principales pasaron a ser el azul y el amarillo. Pasteles, dorados y negros también formaron parte del rico lenguaje cromático que dejó entrever que el rojo es representación de la violencia por la que pasó Segismundo al ser privado de su libertad y la cordura; y el azul, que es símbolo del estatus real y la vida en el palacio.

La obra de teatro se desarrolló a medida que fueron apareciendo diferentes personajes, llegando a su culmen cuando liberan a Segismundo. El gran problema es que el príncipe perdió un poco la razón y ya no distingue el bien del mal, la realidad del sueño...
La coreografía de movimientos uniformes que destacaban eventos, sentires entre otras penas, fue muy puntual. Se vio acoplada extensión de los cuerpos en posición extraexpresivas y manierista, clásica de la dramaturgia de Claudio Rivera, quien en repetidas ocasiones cortó la tensión con pequeñas interrupciones criollas que parecían interactuar con el publico de forma tan breve como un estornudo.
En el tercer acto una luz verde (luz de la esperanza) cayó sobre la red, siempre símbolo de la torre en la que estaba recluido Segismundo. Entonces con una hermosa canción de cantautor, con la reconocida y emblemática frase de Calderon de la Barca “la vida es solo un sueño y los sueños, sueños son”, cuestiona sobre el sentido de la vida mientras nos encontramos en cautiverio. "La vida es sueño" se enfoca en las ideas filosóficas sobre la vida, por tanto esta frase expresa el sentido de la vida relacionada con los sueños.
Una obra sin desperdicios, que simplemente deseo que siga en función. En la historia hay lugar para amor, humor, grandes valores y muchas reflexiones trascendentes.

FICHA TÉCNICA:
Dramaturgia: Pedro Calderón de la Barca
Actores: Víctor Contreras – Segismundo
Brian D'Elena – Astolfo/Alí Babá
Dimitri Rivera – Clotaldo
Viena González – Rosaura/Astrea
Johanny García – Estrella
Gilberto Hernández – Clarín
Claudio Rivera – Basilio/Alí Babá
Espacio escénico: José Miura
Diseño de vestuario: Lenin Paulino
Realización de vestuario: Vera Bertuzzi y Stephanie Gautreaux
Utilería:Lenin Paulino
Títeres e Iluminación: Ernesto López
Fotografía: Pine Box Visual Studio, Emmanuel Peña y Hamlet Ortiz
Arreglos musicales: Vic Contreras
Diseño Gráfico Original: Olga Valdez
Programa de Mano Digital: Marianny Pérez
Asistente de dirección: Katherine Natividad
Técnicos: Paloma Concepción, Emil Geraldino y Yacela Payano
Dirección: Claudio Rivera Producción ejecutiva: Viena González
Realmente no me canso de ver esa adaptación de Guloya, siempre que la veo le encuentro un nuevo atractivo.