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Julia Santa Olalla, exposición "Justo ahora se escuchan" en Lyle O. Reitzel Gallery

"Tobogán piscina", "Bola" y "Tobogán" de Julia Santa Olalla.
"Tobogán piscina", "Bola" y "Tobogán" de Julia Santa Olalla.

Escrito por Natali Hurtado

Editora enjefe - Revista LaBocaMag


¿Por qué los toboganes? ¿Por qué las piscinas? ¿Por qué Justo ahora se escuchan?¿Quiénes se escuchan? ¿Qué dicen? ¿Por qué lo dicen?¿Y por qué antes no se escuchaban?

Hacernos preguntas sobre lo que no entendemos no es un acto de ignorancia. Muchos se avergüenzan de no comprender una obra, como si no entender algo a la primera fuera una debilidad. Pero preguntar —cuestionar con curiosidad— es, en realidad, un acto de sensibilidad y valentía. Como solía decir mi profesor de matemáticas: “No hay pregunta estúpida, sino estúpido el que no pregunta.” Creo que, en realidad, tomó prestada esta frase del mismo Sócrates, el padre de la mayéutica: ese método que propone hacer preguntas no para obtener respuestas inmediatas, sino para generar pensamiento y desarrollar el conocimiento.


Y debo admitir que recurrí a ese método al conocer las obras de Julia Santa Olalla. Al entrar en Lyle O. Reitzel, sus pinturas a gran escala me invitaron precisamente a eso: a hacerme preguntas, a detenerme, a no entender… y luego, a entender algo nuevo.


Más allá de lo impresionante de sus trazos —espontáneos pero al mismo tiempo intencionales—, más allá del dripping, de la textura burbujeante de la pintura, del efecto fosforescente del agua, del movimiento que se adivina en las ramas de los pinos o del resplandor artificial de aquel espejo geométrico, sus escenas generan algo difícil de nombrar. No pude evitar sentir, en cada obra, una profunda ambigüedad. Y reflexionando mayéuticamente (haciéndome preguntas), empecé a encontrar respuestas. Me di cuenta de que es justo ahí donde Julia quiere llevarnos: a encontrarle otro sentido a la cotidianidad.


Es curioso cómo convierte espacios tan familiares —una piscina, un tobogán, una silueta reflejada en una “Bola”— en lugares cargados de misterio. Uno pensaría que no hay nada que contar en una escena vacía, ambigua, aparentemente sin significado. Pero tal vez ahí está lo importante: en lo que no se ve. En una conversación que ya pasó, en un acontecimiento suspendido, en un recuerdo que se niega a irse o en un mensaje que tal vez nunca se escuchó… pero que justo ahora, se empieza a escuchar.


En medio de esas pinceladas fluidas, de esas texturas envolventes y de ese je ne sais quoi, uno empieza a comprender que lo que Julia nos propone va más allá de lo estético. Es un ejercicio de atención. Una invitación a mirar lo cotidiano con otros ojos.


Y entonces, ese título —Justo ahora se escuchan— deja de ser un enigma incómodo para convertirse en una declaración real. Como indica el texto museográfico de la exposición, la intención de la artista es que percibamos los “poderes invisibles que agitan las cosas” y que los sintamos a largo plazo. Su trabajo es una meditación sobre el cambio, la duración, lo evidente y lo secreto, lo que vemos y lo que intuimos... Una obra que no solo se ve. También se escucha.


Puedes disfrutar de la muestra "Justo ahora se escuchan" de la artista española Julia Santa Olalla, en Galería Lyle O. Reitzel durante todo este mes.



 
 
 

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