Escrito por Natali Hurtado
Editora Revista LaBocaMag - Estudiante de Historia y Crítica del Arte

Mafalda no es solo la niña que detesta la sopa y hace comentarios que nos invitan a reflexionar. Es un personaje que encarna la mirada crítica, filosófica y humorística del caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido como Quino. Junto a ella, Quino se convirtió en un referente de la cultura popular argentina, alcanzando un impacto tan significativo que su obra trascendió las fronteras de Latinoamérica y el mundo, manteniendo su vigencia por más de 50 años.
El nacimiento de Mafalda: De la publicidad al cómic
Curiosamente, Mafalda no fue concebida para el papel que terminó desempeñando. En 1963, surgió como un personaje dentro de una tira cómica creada para una campaña publicitaria de la marca de electrodomésticos Mansfield. La historia giraba en torno a una familia conformada por los padres y sus hijos. Quino eligió el nombre "Mafalda" inspirado en un personaje de la película Dar la cara (1962). Sin embargo, cuando la agencia de publicidad propuso publicar la tira en el diario Clarín, la empresa decidió cancelar la campaña.
Más tarde, Quino recibió una propuesta para publicar Mafalda en otro formato. Así, el 29 de septiembre de 1964, la historieta comenzó a aparecer formalmente en la revista Primera Plana, con dos publicaciones semanales.
En esta primera etapa, Mafalda solo interactuaba con su padre, un corredor de seguros sin nombre conocido, a quien le planteaba constantes dudas existenciales. Posteriormente, se incorporó su madre, a quien Mafalda criticaba por haber abandonado su sueño de ser pianista para convertirse en ama de casa. Luego apareció Felipe, un niño que vivía en su edificio, soñador y algo perezoso con las tareas escolares.
En 1965, Mafalda pasó a publicarse en el diario El Mundo de Buenos Aires, etapa en la que se sumaron nuevos personajes. Manolito, un niño comerciante, representaba el capitalismo y las ideas materialistas y conservadoras de la época. Susanita, en cambio, era una niña parlanchina, tradicionalista y obsesionada con el matrimonio y los hijos.
Según el propio Quino, Mafalda terminó convirtiéndose en un reflejo de la clase media argentina. Sus temas principales eran la paz mundial, los derechos humanos y la crítica social, abordando también los temores y frustraciones de una sociedad que atravesaba la dictadura y la represión.
¿Por qué Mafalda es tan especial?
Lo que ha permitido que Mafalda trascienda con el tiempo es su visión profunda de la vida a pesar de su corta edad. Aunque es solo una niña, su sabiduría contrasta con la de sus amigos y sus padres, quienes representan distintos perfiles de la sociedad. Manolito encarna el pragmatismo y el capitalismo; Susanita, el idealismo tradicionalista; y Felipe, el soñador distraído que, a pesar de su aparente ingenuidad, a menudo ofrece las respuestas más sensatas.
A través de este universo de personajes, Quino construyó una historieta que sigue vigente décadas después, demostrando que las inquietudes de Mafalda son, en esencia, las preocupaciones de muchas generaciones.
¿El Fin de Mafalda?
Pese al éxito de Mafalda y de haber llegado incluso a Europa, en 1973 Quino decidió poner fin a esta tira por decisión propia con una última publicación que fue una sola viñeta con todo el grupo de amigos. Explicó que generar tiras constantemente y con tanta frecuencia sin que se repitieran los comentarios era agotador, así que se inclinó por seguir haciendo humor.
Más adelante Mafalda volvió a aparecer varias veces de forma dispersa. Una de ellas fue en 1984 para una campaña de UNISEF sobre los derechos del niño y una campaña para la Liga Argentina de Salud Bucal en ese mismo año, en el que el personaje daba instrucciones de cómo cepillar los dientes.
En 1987, después del golpe de Estado contra Raúl Alfonsín, Quino dibujó a Mafalda gritando "¡Si a la Justicia, sí a la libertad, si a la vida!" . Nuevamente apareció en los 90's en una campaña de la Cruz Roja de España y en el 2009 en el diario La República de Italia, criticando al primer ministro Silvio Berlusconi.
Más tarde aparecieron otras tiras pequeñas de Mafalda tratando temas argentinos y del mundo, como la guerra de Vietnam, el asesinato de Kennedy, el feminismo, y otros temas. Así se hizo famosa en todo el mundo y surgieron más medios para publicarla.
En 1972 se estrenó en la televisión argentina la serie de Mafalda que constaba con 52 cortometrajes de entre 90 y 260 segundos de duración cada uno. Luego se compiló en 5 episodios largos que fueron:
El mundo de Mafalda
Mafalda va a la escuela
Los juegos de Mafalda
Mafalda y la sopa
Los sueños de Mafalda
También hubo un largometraje, estrenado en diciembre de 1981, que elevó el alcance de esta tira y afirmó su relevancia en la cultura Argentina y mundial.
Mafalda trasciende el papel y la tinta para convertirse en un símbolo universal de reflexión. Su mundo infantil, aparentemente sencillo, es en realidad un espejo de las tensiones y contradicciones sociales que aún persisten. Quino no solo creó una historieta, sino un espacio de cuestionamiento donde la inocencia y la crítica se entrelazan, desafiando la apatía y la conformidad.
Más allá de sus icónicas frases y su aversión a la sopa, Mafalda representa una voz que interpela a cada generación. Su preocupación por la paz mundial, la justicia social y los derechos humanos sigue vigente en un contexto global donde las desigualdades persisten. La historieta nos recuerda que la curiosidad y el pensamiento crítico no tienen edad y que las preguntas más simples suelen ser las más poderosas.
Hoy, las viñetas de Mafalda continúan circulando por redes sociales, libros y exposiciones, demostrando que su mensaje no pierde relevancia. Mientras el mundo cambia, su esencia permanece intacta, inspirando a niños y adultos a mirar más allá de lo evidente y cuestionar el status quo.