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Puro Corazón


Hablar de pureza es abrir las puertas de la honestidad, del amor, de la libertad. La luz tiene mucho que ver con pureza, porque Dios es luz y la pureza viene de Él. Una persona con un corazón puro difícilmente ande en oscuridad. Puedes ver a través de un alma limpia todas las buenas intenciones que esta tiene. Una persona pura de corazón tiene todas las de ganar, las puertas se abren, el camino se aclara.


Entonces debería ser normal hablar de pureza, debería ser un orgullo para una persona tener un corazón libre de manchas y de maldad. Pero suele producir miedo y temor hablar sobre el tema, porque los puros son los raros para la sociedad.


La palabra habla sobre ello cuando nos dice “Bienaventurados los que son limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.


Debemos tener un corazón libre de maldad, un corazón que ande en la luz y que se aleje de la oscuridad para que nuestros ojos puedan ver a ese ser de luz que tanto nos ama.


En un mundo lleno de maldad y de dolor, contar con sentimientos genuinos que nos acercan a Dios es un consuelo para los que andan en tinieblas. Cuando miras desde y con el corazón, amas de verdad y es ese amor el que puede lograr que veas sin prejuicios, sin juzgar y condenar. Ser una persona con un corazón puro no es apartar a los que consideras distintos a ti por sus creencias o deseos, sino aceptar que no hay nadie igual a otra persona, que tanto en li exterior como en lo interior cada persona es distinta, con valores y creencias que pueden ser diferentes a las tuyas, pero que no los hacen ni mejor ni peor.

La maldad y el odio no tienen cabida en el corazón de un alma pura ya que la pureza de por si no tiene mezcla con nada más, no se combina con materiales que la corrompen. Un corazón puro no puede amar y odiar, no puede ser bueno y a la vez malo, no puede estar limpio y sucio a la vez. Tiene que ver con la limpieza, el orden, el amor. Está libre de falsedades, de hipocresía, de rencor. Pero eso no significa que no pueda corromperse. El estado original de una persona es la pureza, esa que está en el plan original de Dios para cada uno de nosotros. Pero con el tiempo y por las situaciones, puede llegar a mancharse desviándose así de la voluntad de Dios.


Dios no manda y nos invita a ser puros, a alejarnos de todo aquello que pueda manchar nuestro corazón. El corazón puro comienza a mancharse cuando permite que los sentimientos de odio, rencor y maldad entren a él. Entonces ya no actúa desde el amor, sino desde aquellos sentimientos que habitan en él y que lo están alejando del plan original de Dios, el amor incondicional hacia Él y el amor al prójimo.

No tengas miedo de ser diferente, de permitir que Dios renueve cada parte de ti, que limpie los lugares que necesitan limpieza y que llene de luz aquellos lugares donde solo habita la oscuridad.


La pureza es un don por el que todos debemos luchar si queremos agradar a Dios.


By Divanna Chicón

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