Por Gustavo A. Ricart, Cineasta

Una buena animación es un análisis de profundidad, es la exploración del momento-a-momento de espacio y tiempo, de movimientos, tanto conscientes como inconscientes, de la gravedad, del clima, del material, de la acción y la reacción. La recreación cinematográfica de Guillermo del Toro del clásico cuento de Carlo Collodi explora a profundidad lo artesanal de esta forma maravillosa de expresión fílmica. Del toro nos muestra un lado de la historia que no se toca en otras versiones del mismo cuento sobre padres imperfectos e hijos imperfectos, sobre la pérdida y el amor. Algo que hace único este film es el stop motion… Esta versión es un deleite visual; todo es tan fluido que fácilmente podría confundirse con animación 3D. Todos los personajes se sienten especiales, las texturas y todo se ve ¡tan trabajado! Pinocchio se ve impecable y conforme avanza la cinta podemos ver cómo éste se transforma a través de los sucesos que pasa, además de todo lo visual, que se ve mejorado con su paleta de colores que cambia conforme cambia (valga la redundancia) el tono de la cinta.
El film toma una enorme inspiración del cuento original… todo arranca con un ritmo que va rápido, pero no se siente mucho, ya que en poco tiempo logras conectar con los personajes hasta que sucede lo que todos veían venir (no spoilers). Una de las mejores cosas que tiene la película es cómo cambia su ritmo constantemente; muchas veces esto se hace mal, por lo que este recurso no es muy utilizado, a menos que la película sea mala y ya no le importe mucho a los productores. Sin embargo, Guillermo del Toro mantiene una evolución gradual y templada, esto causa que el filme se sienta único en todo momento, aunque el tono de la película ayuda bastante en eso debido a que la historia tiene distintos enfoques que avanzan de manera progresiva y sin cambios abruptos.

Ahora, decir que esta película es “diferente” abarca mucho. Genuinamente este largometraje es muy diferente al que conocemos de Disney, y es que aquí no es Pinocho existiendo y ya, sino que la gente tiene miedo de este “ser”; Geppetto mismo siente miedo de que la marioneta que hizo en la noche ahora esté vivo y hable. Es una reacción que se me hace muy natural, bastante humana por parte de todos. Y ciertamente estamos hablando de un niño de madera, no está hecho para ser tierno, está hecho de cierto modo que se vea incómodo. A mí me dio cierta incomodidad al principio, pero a medida que fui viendo al niño y cómo estaba lleno de preguntas y curiosidad sobre la vida, poco a poco me fue agradando.
El guión está muy bien hecho, logra mantener una trama que tanto adultos como menores pueden disfrutar. La comedia y los momentos serios se manejan excelentemente, su historia no trata de ser pretenciosa, simplemente toca temas serios y no teme en abrazar la realidad que rodea la historia y eso es algo que aplaudo.
Hay mucho corazón en todo y las actuaciones me parecieron de lo mejor, eso sin contar las impresionantes canciones que hay a lo largo de toda la película.
El soundtrack, no diría que fue de lo más memorable, pero ayuda demasiado a la historia, ya que acompaña el tono en que se desarrolla todo y al final para eso existe. Opino que se hizo un gran trabajo con el soundtrack, sobre todo porque en ciertos momentos no solo acompaña la escena, sino que le aporta un extra.
Obviamente la película no es perfecta, existen inconvenientes, lo cual es normal en el cine; es casi imposible no tener alguno en un largometraje… Aquí no hay muchos y los podría contar con una sola mano, pero existen dos en el acto final que son extremadamente notables (por la propia calidad de la película), aunque para ser honesto, no sé cómo se podría haber hecho bien esta parte. Existe una situación en particular que me llamó la atención: en la película había un mono mudo que hacía de titiritero en el carnaval rodante, sin embargo, el mono podía poner a las marionetas a hablar. A veces la lógica de las películas es…inexplicable.
Otra situación no favorable es que la ambientación, a pesar de estar bien presente, no se explora tanto como debería. Digo esto tomando en cuenta que hay una parte en la que el contexto histórico es fundamental y siento que se pudo indagar más en eso y presentar cómo afectaba a los personajes.
¿Es triste? Pues tal vez no es la intención, pero a mí las canciones de la película me dieron cierto sentimiento de nostalgia, sobre todo por la construcción de la historia, con Geppeto y Carlo, como un padre que perdió a su hijo y está tomando su segunda oportunidad para volver a ser feliz. Además está el tema de la guerra fascista… La constitución de la historia es excelente, tocan temas que encajan perfectamente con la época en la que se desarrolla. Pinocchio toma la historia ya conocida para plantear las inquietudes de Guillermo; la imperfección, paternidad, inocencia, miedo, rechazo, es un ciclo de todo inicio que llega a su fin, un ciclo reflejado perfectamente por el director desde el impacto visual y la labor cinematográfica, donde “el todo” es más que la suma de sus partes, dígase sonido, guión, fotografía y actuaciones, todo eso queda de lado cuando en su conjunto crean arte.
El tema central es “la vida”. Esta es la forma mejor lograda de ver al personaje y su existencia. Pinocchio es un niño de madera, es un alma prestada en un cuerpo que básicamente es inmortal, y cualquiera se quedaría como lo hizo él. Es genial porque puede hacer todo lo que se le antoje y no hay problema, solo es esperar un poco más de tiempo cada vez que deba volver a la vida, pero eso le jugó en contra ya que cuando realmente necesitaba volver rápido para salvar a su papá, ¿no pudo hacerlo?. Y luego viene la parte de la vida de Pinocchio, ser un niño de verdad no es que lo hagan de carne y hueso, es darle un alma mortal que lo pueda hacer vivir y morir una sola vez, eso lo convierte en un niño de verdad, ya que los niños de verdad solo viven una vez… ¡En serio!, todo ese discurso es buenísimo.
Para su versión de Pinocchio, del Toro da una clase magistral de lo que se trata una re-adaptación cinematográfica de una novela, ya que tomó ciertos elementos del clásico de Collodi y lo convirtió en un manual didáctico infantil sobre la formación de las personas basado en el honor, la verdad y la virtud, además de proporcionar una visión bastante digerible para los niños de lo que significa estar vivo, y la importancia de la muerte para el ser humano.
Esta versión de Pinocchio, tiene una fuerte carga antibélica que jamás veríamos en una versión Disney, y termina siendo una fiera crítica al régimen fascista italiano, ya que del Toro, a diferencia de Collodi, la adaptó en otro tiempo, y la ubicó a inicios de la Segunda Guerra Mundial, cuando Italia está a punto de entrar a la batalla y unirse al eje del mal, bajo este contexto, intenta legar un mensaje a los niños: muera el fascismo y la opresión adulta hacia los infantes. De hecho la secuencia antifascista de la película es sublime, un guiño al Espinazo del Diablo, que deja ver que a del Toro le mueve mucho que se inficione el mundo de fantasía infantil con las estupideces de los adultos.
Otro punto a destacar es el diseño de las dos hadas del cuento, convirtiéndolas en esfinges que desafían el entendimiento de Pinocchio con enigmas sobre lo que significa estar vivo y muerto. El Hada Madrina y La Muerte como hermanas… creo que todos estaremos de acuerdo en que lo importante es que da igual el diseño, a nadie le molesta el diseño porque el personaje en la historia se ve interesante, no es un hada y ya, es un espíritu que le dió vida a un muñeco para hacer feliz a un hombre, y me recuerda a las criaturas que pintaba Remedios Varo.
Guillermo del Toro definitivamente ha elevado la historia a un nivel más alto, Pinocchio es una asombrosa hazaña de stop-motion, una meditación oscura, imaginativa e increíblemente sincera sobre la vida y la muerte. Pinocchio es una de las pocas películas que puede hacerte sentir muchas emociones de principio a fin. Es una proeza emocional sorprendentemente conmovedora de la majestuosidad cinematográfica que te hace arrastrarte a una posición fetal al final de los créditos. Cuando una película te hace llorar al inicio y al final y aún así sales con el corazón iluminado y una sonrisa, no estás ante una película, estás ante una obra de arte.
En conclusión, Guillermo del Toro's Pinocchio es un hermoso filme que deben ver. Tiene corazón en todas partes y no teme en mostrar su realidad, toma elementos interesantes y los introduce en esta nueva versión del niño de madera, definitivamente es una de las mejores películas del 2022 y tanto niños como adultos podrán encontrar algo muy especial aquí. Guillermo del Toro se ha lucido y ha puesto la vara muy alta para el siguiente que quiera usar a Pinocchio.
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