Texto e imágenes: Natali Hurtado
Periodista y editora en jefe - Revista LaBocaMag

Hay algo incómodo en las obras surrealistas, la incertidumbre, la sensación de no saberlo todo, la obligación de soltar el control de las certezas y aventurarnos a inferir.
Soltar el control es uno de los grandes desafíos humanos. Nos aferramos a la certeza, a las referencias que nos sitúan en un mundo predecible. Pero cuando el arte nos despoja de esas coordenadas, surge la incomodidad.
No había comprendido del todo la profundidad de la obra de Juan Carlos Reyes hasta que la relacioné con esta idea. En su más reciente exposición, HONESTY, el artista dominicano nos sumerge en un universo lúdico e inquietante. A través de pinturas, esculturas y dibujos, retrata niños que desafían el peligro con una indiferencia desconcertante y evidente.
En mi opinión, cada una de estas obras podría actuar como una de la imágenes del Test de Rorschach, ante las cuales quedan expuestos nuestros más íntimos pensamientos y emociones. El hecho de que ninguna obra esté titulada nos obliga inferir y esta libertad, aunque no lo parezca, incomoda. En la inauguración, escuchar las diversas lecturas de cada pieza fue fascinante: cada quien proyectaba algo distinto, revelando sus propios temores, recuerdos y fantasías. En este aspecto, las obras actúan como un espejo de quien las contempla, dejando expuestos quiénes somos a partir de nuestro análisis.
La obra de Juan Carlos Reyes no busca ser "bella". Con esos rojos intensos y esas gigantes puntas afiladas, sus composiciones están lejos de causar una sensación placentera. Sin embargo, su valor está en la invitación a la contemplación. Nos llama una y otra vez a mirar más allá, a pensar en ¿Qué es lo que están haciendo estos niños? ¿Por qué están allí? ¿Por qué tienen los ojos vendados? ¿Por qué no están apoyados firmemente en los objetos? ¿Por qué el "sube y baja" está roto? ¿Por qué las sombras sustituyen los sujetos? ¿Por qué de la taza salen troncos secos? ¿Por qué le faltan partes al globo? ¿Por qué el espacio negativo permanece latente?... ¿Será todo una maniobra del multiverso? ¿Será que todo está coexistiendo en otro espacio al mismo tiempo?
Este es el tipo de arte que más valoro: el que interroga, el que me obliga a disentir, el que me incomoda. Aquello que no está completamente dicho es lo que permanece en la mente mucho después de haberlo visto.
Si Dalí hubiera conocido a Juan Carlos Reyes, quizá habría tomado prestada su gran idea de no titular las obras. Porque, pensándolo bien, lo único que le faltaría a La persistencia de la memoria para ser aún más intrigante es, justamente, no tener un título.

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