Escrito por: Gabo Ricart @gabo.ricart 2021 Foto: Cameron Casey

Antes de cada guerra la busco en labios para poder obviar profecías.
Así me hago menos daño y cuando me lo hago igual
al menos me curo antes
y no duelen tanto tantas heridas.
Sé que ella juega a las sopas de letras con los sentimientos
y qué al silencio de gestos le llama intimides,
a la vergüenza despuntes de osadías
y me dice love en mensajes porque tanto te quiero
como que tanto satura: rojo chillón sabor labios
y el personaje que Chedy García nunca se atrevió a inventar
porque poteleche no habría sabido dibujarlo: clitorix,
la sirena con rastas y miedo al mar
que doblaba los dedos de los pies al pellizcar la arena.
entre tanta fantasía uno olvida la realidad del trabajo,
el firme inconformismo a las firmas,
la falta de tacto al hablar de separar camas.
Hay días que la osadía apuntala un sábado por la mañana
y las terrazas se llenan de hilo musical y playas de piedras en forma de Luna ,
cervecitas y sal de piel mi amol cuando salgas del agua.
Tonterías (te admiro Shanti) para no dormir
y risas que rozan los límite de la borrachera.
No voy a ocultarle al viento que el mejor escondite está entre tus piernas.
No voy a mirar a otro lado ni a soltarte la mano cuando prohiban los auxilios en carretera.
He crecido lo suficiente para partirme el pecho por una simple y puta idea,
he servido tantas mierdas y tantas mierdas he tenido que tragar
que no me da igual callar cuando a otros les da por tirar las cartas a la hora de ponerlas sobre la mesa.
No se puede amordazar a quien fusila el qué dirán con la fuerza que da un sueño.
No hay redes ni verjas, no hay paredes ni mucho menos ética o justicia moral
ante el milagro real de un tu y yo modalidad cuerpo a cuerpo.
No me vengan con esa.
El amor es algo más que decir sí quiero en un contrato de propiedad.
En mi casilla, lo he dicho siempre, lucho y muero.
A mí manera.
Podrán decir que me faltó ingenio.
Que no supe usar otras palabras. Que me quedé un poco lejos de saber gritar
o de hacerlo con talento
pero no dirán, porque eso jamás lo podrán decir,
que no me dejé la garganta
en el intento.
Ahora, con su permiso, y sin él también, me voy a desnudar.
Porque a ella no le gusta verme con ropa en sus sueños.
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