Escrito por: Gustavo A. Ricart, cineasta y crítico de arte. Foto: Pexels

En el mundo del cine, las series y la literatura, los spoilers son vistos frecuentemente como el enemigo mortal de la experiencia. La idea predominante es que conocer detalles cruciales de una trama antes de experimentarla por primera vez destruye la magia y la sorpresa que la narrativa puede ofrecer. Sin embargo, esta visión es, en mi opinión, reductiva y no toma en cuenta la verdadera esencia de lo que hace que una obra de arte sea valiosa y memorable.
Para mí, la belleza de una obra no reside únicamente en su trama, sino en cómo está hecha. Los detalles que componen una película, una serie o un libro son los que realmente construyen una experiencia rica y completa. Los spoilers, en este contexto, no pueden restar valor a la apreciación de estos elementos.
Consideremos por un momento el cine. Una película es mucho más que su argumento. La puesta en escena, la puesta en cámara, la iluminación, el diseño de producción, los diálogos y la actuación son aspectos fundamentales que contribuyen a la experiencia estética. Cuando nos centramos únicamente en la trama, estamos ignorando estos componentes esenciales que son, en muchos casos, la verdadera fuente del asombro y la admiración.
Pensemos en una obra maestra del cine como "El Padrino" de Francis Ford Coppola. Incluso si uno conoce todos los giros y sorpresas de la trama, la película sigue siendo una joya debido a su dirección magistral, sus actuaciones memorables y su diseño de producción meticuloso. La atmósfera, los detalles visuales y la profundidad emocional son lo que realmente hacen que la película sea una experiencia inolvidable, no simplemente los eventos que se desarrollan.
Un spoiler no puede quitarme la capacidad de apreciar estos detalles. De hecho, saber de antemano ciertos aspectos de la trama puede permitir que uno se concentre más en cómo se cuenta la historia, en lugar de simplemente qué sucede. Esta perspectiva nos invita a profundizar en la artesanía y el arte detrás de la narrativa.
Imaginemos a alguien que se niega a ver la Mona Lisa en el Louvre solo porque ya la ha visto en fotos. Este enfoque se centra únicamente en el contenido visible de la obra y no en la experiencia de verla en persona, en apreciar la textura de la pintura, la técnica del artista, y la atmósfera del entorno. De manera similar, evitar una película por temor a los spoilers es pasar por alto la experiencia completa que la obra ofrece.
Además, si seguimos el argumento de que los spoilers arruinan la experiencia, ¿qué decimos de las películas biográficas o históricas? La mayoría de los espectadores conocen los hechos básicos de la vida de figuras históricas como Gandhi o Lincoln, o los eventos principales de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, estas películas siguen siendo impactantes debido a cómo se narran los eventos, las actuaciones y la dirección artística.
“Lo siento, no puedo ver “Titanic”, ya sé que el barco se hunde”. Claro, y también sabemos que Romeo y Julieta no terminan viviendo felices para siempre, pero seguimos viendo sus tragedias en mil y una versiones. ¡Incluso “Titanic” tiene suficientes momentos de “¿pero cómo sobrevivieron a eso?” como para mantenernos al borde del asiento, aunque sepamos el destino final del barco!
¿Y qué hay de las adaptaciones literarias? Muchas personas se entusiasman con ver la adaptación cinematográfica de sus libros favoritos, incluso cuando ya conocen la trama. Ver cómo un director interpreta una historia conocida puede ser fascinante, ofreciendo una nueva dimensión a un relato familiar. Si evitáramos ver películas basadas en libros que ya hemos leído, nos perderíamos de joyas como “El Señor de los Anillos”.
La obsesión con los spoilers refleja una visión limitada y absurda del arte. Nos invita a centrarnos únicamente en el qué y no en el cómo. Al ampliar nuestro enfoque para incluir todos los elementos que hacen que una obra de arte sea completa, podemos disfrutar más plenamente de las historias y las experiencias que se nos presentan. Vamos, ¡que un spoiler no es el fin del mundo! Piensa en ellos como en ese aperitivo antes de la cena principal. Claro, ya sabes que viene la lasaña, pero eso no quita lo delicioso del anti-pasti. Así que relájate, disfruta del viaje, y recuerda que hay más en una película que solo su trama. La próxima vez que alguien te suelte un spoiler, simplemente sonríe y di: “Gracias por el aperitivo, ahora a disfrutar del festín”.
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