Dios nos hizo únicos e irrepetibles.
No hay otro ser humano como nosotros. Ni siquiera los hermanos gemelos, a pesar de ser idénticos físicamente, tienen personalidades iguales.
La autenticidad va mucho de la mano con el amor propio, con la aceptación de uno mismo. El saber convivir con lo que somos y reflejarlo en los demás. Una persona que se ama y se acepta no siente la necesidad de anularse a sí misma para permitir que los estereotipos se adueñen de lo que es.
Cuando no nos amamos ni aceptamos lo que somos, nos enfocamos en ser aceptados, y muchas veces, para lograr esa aceptación, debemos dejar de lado nuestros intereses y esencia para adaptarnos al estilo de los demás. Querer lo que ellos quieren, ir a los lugares que visitan, convertirnos en alguien que no somos, vestirnos de manera distinta, modificar nuestros gustos, comer lo que otros comen, hacer lo que ellos hacen, entre otros.
Mientras más se enfocan en parecerse a los demás, más se van alejando de su esencia, lo que lleva a que pierdan confianza en sí mismos, se convierten en personas con baja autoestima, inseguras y con poca fuerza de carácter. Dependen de los demás.
Son muchas las personas que se quedan en blanco cuando tienen que tomar decisiones tan simples como la ropa que se van a poner para ir a una cita o a una entrevista de trabajo. No saben decidir porque están acostumbrados a que sea la otra persona la que tome todas las decisiones. Entonces se ven entre la espada y la pared cuando solo pueden contar con ellos mismos para hacer algo en específico.
Amarnos significa saber qué nos conviene, qué es lo mejor para nosotros, por dónde debemos caminar y cuáles caminos debemos evitar. Amarnos a nosotros mismos significa darle importancia a lo que pensamos y sentimos, y dejar de lado las imposiciones de los demás, tener nuestra propia voz y dejar de ser eco de los demás. Amarnos y aceptarnos significa confiar en nuestro propio criterio, escuchar las opiniones de los demás, pero jamás permitir que éstas interfieran en nuestros deseos y aspiraciones.
Debemos ser fieles a nosotros mismos, no tener miedo de mostrarnos tal y como somos.
Quien verdaderamente nos ama nos acepta como somos y jamás juzgará nuestras acciones, al contrario, será ese hombro en el cual podremos apoyarnos. Nadie es perfecto y no existe en esta vida ningún ser humano capaz de agradarle a todo el mundo. Ni Jesús que era perfecto era amigo de todos. Eran muchos los que lo amaban, pero de igual manera tenía muchas personas que lo odiaban, y a consecuencia de ese odio terminó crucificado por todos nuestros pecados.
"Decide por tí, arriésgate, lánzate, solo así sabrás si vale la pena o no. Las opiniones de los demás son buenas cuando éstas no anulan las propias. Los consejos son buenos, escuchar a los demás también, pero lo más importante es que todo lo que hagas y/o decidas no te aleje de tu horizonte, sino que te acerque a todo lo que anhelas y te haga feliz."
¡No tengas miedo!
Decide por tí, arriésgate, lánzate, solo así sabrás si vale la pena o no. Las opiniones de los demás son buenas cuando éstas no anulan las propias. Los consejos son buenos, escuchar a los demás también, pero lo más importante es que todo lo que hagas y/o decidas no te aleje de tu horizonte, sino que te acerque a todo lo que anhelas y te haga feliz.
Las metas, sueños o deseos ajenos no pueden hacernos felices porque no nos pertenecen. Solo las nuestras, ver realizado todo aquello que anhelamos, puede traernos esa felicidad genuina de estar en nuestro momento, teniendo todo aquello por lo que luchamos.
No tengas miedo. Tén tu propia voz, y que el eco que escuches sea el de ese sonido que te salga de adentro. Escucha a tu corazón y déjate llevar. Sé tú en todo momento y no el reflejo de los demás. Vive la vida que quieres vivir.
Comments