En tiempo atrás, para comunicarte con una persona debías escribirle una carta (o telegrama) o tener ocasión para hablarle presencialmente. De hecho, hoy en día los de esa generación y nuestros padres, probablemente sigan añorando la cercanía que generaba la comunicación de esa forma tan personal.
Sin embargo, en un mundo de chats, aplicaciones de mensajería instantánea y llamadas, no siempre tenemos la oportunidad de ver la reacción espontánea de una persona frente a un comentario o su estado de ánimo en sentido general; lo cierto es que el lenguaje corporal complementa la comunicación entre las personas y es un “plus”, pues no siempre decimos verbalmente lo que sentimos o pensamos.
Pero, ¿sabemos realmente de qué se trata la comunicación no verbal?
Por increíble que parezca, cuando dos o más personas se encuentran en una interacción presencial el 93% de la comunicación es no verbal. Y es súper importante que sepas que el lenguaje corporal es el reflejo de nuestras emociones y se manifiesta, la mayoría de las veces, de forma natural.
El lenguaje corporal influye en la manera en la que los demás nos perciben y en consecuencia nos tratan, porque cuando nuestras palabras y nuestro lenguaje corporal están alineados transmitimos confianza y calidez, por el contrario, si lo que decimos no está en concordancia con nuestros gestos y postura generaremos cierta contradicción y los demás no se sentirán cómodos a nuestro alrededor; y aunque todo esto pasa de forma inconsciente, debes saber qué cosas tomar en cuenta para poder tomar cierto control sobre esas emociones y así poder proyectar eso que deseas... ¡claro!, sin forzar mucho, porque el cuerpo no miente y de una manera u otra lo que estás sintiendo saldrá a la luz.
Pongamos un ejemplo: Si estás enojado, pero trabajas como representante de servicio al cliente en una empresa, debes tener cuidado de cómo te expresas, tomando en cuenta tu tono de voz, las palabras que utilizas, tus movimientos corporales y sobre todo tus gestos faciales.
Pero es importante que sepamos que no todo lo que nos dice el cuerpo debe ser tomado de forma absoluta, puesto que hay diversos factores que pueden influir en cómo nuestro cuerpo se comporta durante una conversación. El cansancio, la temperatura o el ruido pueden ser elementos que interfieran en nuestros gestos o movimientos.
Los tipos de sonrisa, la postura de los brazos, gestos con las manos y las miradas, pueden definir y decirnos más incluso que la boca al hablar.
Es importante agregar que nuestros gestos pueden mostrar mucho de nuestra personalidad, asunto que probablemente te mueva a tener un poco más de conciencia al interactuar con los demás. Recuerda, tus gestos muchas veces dicen más que tus palabras.
Por: Soriely Nicasio y Natali Hurtado
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